MENSAJE CUARESMAL DEL PÁRROCO

Querid@s herman@s:

Vamos un año más a recorrer el camino de la Cuaresma, que nos llevará a la Pascua de Resurrección. Lo hacemos en unos momentos muy difíciles para toda la humanidad, donde seguimos sufriendo las consecuencias de la pandemia Covid-19 y otras enfermedades, las guerras y la falta de paz, la crisis social y económica, el enfriamiento de la fe, nuestros pecados y debilidades… Todo esto nos ahoga y desde el fondo de nuestra alma gritamos: “Dios mío, Dios mío ¿Por qué me has abandonado?” (Mc 15,34).

Muchas personas se sienten como en el Sábado Santo, en soledad, con un silencio aparente de Dios, como si estuviera muerto. Pero no es verdad, porque Él está con nosotr@s, camina a nuestro lado y sobre todo nos ama. Tarde o temprano escucharemos la voz de Cristo Resucitado diciendo nuestro nombre, como a María Magdalena en la mañana de la Resurrección.

La Cuaresma es un tiempo de gracia, donde la Iglesia nos invita a volver la mirada y la confianza a Dios. Es un tiempo especial de perdón y reconciliación, de purificación y renovación de la vida cristiana. El ayuno, la oración y la limosna nos ayudarán a conseguir la meta de llegar a la Pascua, siendo hombres y mujeres nuev@s que, por medio de la ascética cuaresmal, han conseguido renovar el corazón.

Nos dice el Papa Francisco al respecto: “El ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación (Mt 6,1-18), son las condiciones y la expresión de nuestra conversión. La vía de la pobreza y de la privación (el ayuno); la mirada y los gestos de amor hacia el hombre herido (la limosna) y el diálogo filial con el Padre (la oración), nos permiten encarnar una fe sincera, una esperanza viva y una caridad operante”.

La participación en los actos cuaresmales, así como en los Santos Oficios, nos ayudarán a preparar la Pascua. Que no olvidemos acercarnos al Sacramento de la Reconciliación que nos limpia de nuestras faltas. Y que la fe la hagamos vida en l@s herman@s que sufren a nuestro alrededor y esperan nuestra mano amiga. Que también seamos generosos con la caridad de la parroquia.

Que Jesús y María nos bendigan y nos ayuden a vivir intensamente esta Cuaresma, para que lleguemos a la mañana gloriosa de la Resurrección siendo mejores cristianos, luz y esperanza para tod@s. Unid@s en la oración.

Un fraternal abrazo,

Fernando Gutiérrez Reche, párroco