SÁBADO SANTO

El cuerpo del Señor está en el sepulcro. No se celebra misa, y los altares quedan vacíos. Es el día más largo, el más desolado… Pero la desolación no es desesperación. Queda la gran esperanza del triunfo definitivo de Cristo en la Noche Santa, en la Vigilia de Pascua. 

Desolada:


Desde casa: es un día raro, no solo por vivirla diferente a otros años, es un día de vacío, de meditación, esperando algo. Durante el día de hoy nos preparamos para lo que ya sabemos, la Vigilia Pascual. Intenta ayunar de alguna manera, para hacerle hueco a lo que está por llegar, eso te ayudará a tener presente al crucificado durante el día, en espera de algo grande. 

VIGILIA PASCUAL 

«Cuántas veces tenemos necesidad de que el Amor nos diga: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? Los problemas, las preocupaciones de la vida cotidiana tienden a que nos encerremos en nosotros mismos, en la tristeza, en la amargura…, y es ahí donde está la muerte. No busquemos ahí a Aquel que vive. Acepta entonces que Jesús Resucitado entre en tu vida, acógelo como amigo, con confianza: ¡Él es la vida! Si hasta ahora has estado lejos de él, da un pequeño paso: te acogerá con los brazos abiertos. Si eres indiferente, acepta arriesgar: no quedarás decepcionado. Si te parece difícil seguirlo, no tengas miedo, confía en él, ten la seguridad de que él está cerca de ti, está contigo, y te dará la paz que buscas y la fuerza para vivir como él quiere» (Santo Padre Francisco. Homilía de la Vigilia Pascual 2013). 

Evangelio de la Vigilia: Jn 20, 1-9 

Canto del Pregón Pascual:


Desde casa: Esta noche es la gran noche, el día más importante de todo cristiano. La noche que se convertirá en día. La luz prevalecerá sobre las tinieblas. Es una noche de celebración, nos hemos preparado durante toda la cuaresma para hoy. Ponte hoy las mejores galas, no vistas modo “cuarentena”, prepárate físicamente e interiormente. Perfúmate, arréglate, porque el invitado más esperado se va a hacer presente. Antes de escuchar la Vigilia Pascual en las redes sociales u otros medios, apaga las luces de la casa y deja en tu “altar” una vela encendida, representa así las tinieblas, la oscuridad a la que el hombre se aferra y más en estos días, luego cuando se lea el Evangelio del Señor Resucitado la apagaremos y encenderemos las luces. Pero vive ese momento, intenta seguir la vigilia pascual de alguna manera, todos los cristianos del mundo estamos celebrando la victoria de la vida sobre la muerte. 

Desde mi Comunidad Parroquial: Hoy la Iglesia entera canta el Pregón Pascual, tengámonos presentes a todos e imaginémonos en Iglesia en comunión entonando el Himno, hasta la espera de poder realizarlo pronto físicamente: 

Exulten por fin los coros de los ángeles, exulten las jerarquías del cielo,
y por la victoria de Rey tan poderoso que las trompetas anuncien la salvación.


Goce también la tierra, inundada de tanta claridad, y que, radiante con el fulgor del Rey eterno, se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe entero.


Alégrese también nuestra madre la Iglesia, revestida de luz tan brillante;
resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.


En verdad es justo y necesario aclamar con nuestras voces y con todo el afecto del corazón a Dios invisible, el Padre todopoderoso, y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.


Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre la deuda de Adán y, derramando su sangre, canceló el recibo del antiguo pecado.


Porque éstas son las fiestas de Pascua, en las que se inmola el verdadero Cordero, cuya sangre consagra las puertas de los fieles.


Ésta es la noche en que sacaste de Egipto a los israelitas, nuestros padres, y los hiciste pasar a pie el mar Rojo.


Ésta es la noche en que la columna de fuego esclareció las tinieblas del pecado.


Ésta es la noche en que, por toda la tierra, los que confiesan su fe en Cristo son arrancados de los vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, son restituidos a la gracia y son agregados a los santos.


Ésta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo. ¿De qué nos serviría haber nacido si no hubiéramos sido rescatados? ¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incomparable ternura y caridad! ¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!


Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!


¡Qué noche tan dichosa! Sólo ella conoció el momento en que Cristo resucitó de entre los muertos.


Ésta es la noche de la que estaba escrito: «Será la noche clara como el día, la noche iluminada por mí gozo.»


Y así, esta noche santa ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la concordia, doblega a los poderosos.


En esta noche de gracia, acepta, Padre santo, este sacrificio vespertino de alabanza que la santa Iglesia te ofrece por medio de sus ministros en la solemne ofrenda de este cirio, hecho con cera de abejas.


Sabernos ya lo que anuncia esta columna de fuego, ardiendo en llama viva para gloria de Dios. Y aunque distribuye su luz, no mengua al repartirla, porque se alimenta de esta cera fundida, que elaboró la abeja fecunda para hacer esta lámpara preciosa.


¡Qué noche tan dichosa en que se une el cielo con la tierra, lo humano y lo divino! Por los siglos de los siglos. Amén.

VIGILIA PASCUAL. La puedes seguir desde aquí a las 21:00