LUNES SANTO

Este día el protagonismo lo tiene María, amiga de Jesús y hermana de Marta Y Lázaro, quien lava y unge los pies de Jesús con el carísimo perfume de nardo. A raíz de aquí se pone el énfasis en la muestra de amor a Jesús, ¿Cómo podemos nosotros ungirle los pies con perfume de nardo? 



Desde casa: “María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume”. Hoy más que nunca parece que las lecturas están hechas para los días que vivimos, Jesús visita la casa de los hermanos, a Betania. Nos visita a nosotros también y nos encuentra hoy en casa (¿casualidad?), realicemos como María el gesto del perfume, para tener presente durante todo el día de hoy la presencia del Señor en este día que celebramos y su presencia en toda nuestra vida. Dejemos por hoy el olor a lejía, a desinfección que nos inunda estos días en nuestro hogar y llenemos nuestra casa de fragancia; limpia, perfuma, embadurna la casa con cualquier perfume que tengas, bien con incienso, perfume, ambientador,… con cualquier cosa de olor agradable que durante el día esa fragancia te recuerde la presencia del Señor. 

Desde mi comunidad Parroquial: El sacerdote o párroco desde su celebración, recitará en nombre de todos nosotros lo siguiente: 

Señor Jesús, que tanto cariño ofreces a todos y también sabes recibirlo de quienes de veras te aman.
¡Qué honor para Lázaro y sus hermanas recibirte como huésped en casa!
Hoy podemos recibirte en la nuestra en la persona de los pobres, de los necesitados,
enfermos de esta pandemia, de los fallecidos y familiares,
pues Tú nos dijiste que a estos pobres los tendríamos siempre.
Líbranos, Señor, de la confusión de Judas,
de intenciones torcidas que esconden el apego a cosas de este mundo, y no son pruebas de amor a ti.
Resucítanos de nuestras muertes para que quienes nos vean crean más en ti y te sigan. 

Haz el ejercicio de traer a la mente esos recuerdos de fragancias que inundan nuestras iglesias y parroquias estos días del año, olor a incienso, a flores, velas, perfumes… para acordarnos de todos los hermanos en la fe de nuestras parroquias y que hacen posible las celebraciones de estos días.