La Adoración Eucarística comprende adorar a la divina presencia real de Jesucristo, Dios y hombre verdadero, en la Eucaristía Jesucristo, al comer la Pascua judía con los suyos, aquella noche en
la que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos, dando gracias bendijo
al Padre y lo pasó a sus discípulos diciendo: “Tomad y comed todos de él, esto es mi cuerpo que será entregado por vosotros”, al final de la cena, tomó el cáliz de vino, volvió a dar gracias y a bendecir al Padre y pasándolo a los discípulos dijo: “Tomad
y bebed todos de él, este es el cáliz de mi sangre. Sangre de la
Alianza Nueva y Eterna que será derramada por vosotros y por muchos para
el perdón de los pecados”.
El culto eucarístico siempre es de adoración. Aún así, la comunión
sacramental implica necesariamente la adoración. Esto lo recuerda el
Santo Padre Benedicto XVI en Sacramentum Caritatis cuando cita a
san Agustín: “nadie coma de esta carne sin antes adorarla…pecaríamos si
no la adoráramos” (SC 66). En otro sentido, la adoración también es
comunión, no sacramental pero sí espiritual. Si la comunión sacramental
es ante todo un encuentro con la Persona de mi Salvador y Creador, la
adoración eucarística es una prolongación de ese encuentro. Adorar es
una forma sublime de permanecer en el amor del Señor.
¡VEN Y ADORA A JESÚS EN NUESTRA PARROQUIA!
- De lunes a viernes de 9:00 a.m. a 12:30 p.m.
- De lunes a viernes de 18:00 p.m. a 20:00 p.m.
- Primeros sábados de mes (Apostolado de Fátima) de 18:30 p.m. a 20:00 p.m.
... y jornadas de adoración también en otras fechas destacas.
Si estás dispuesto a ofrecer una hora semanal, o más, para ser adorador, pide el formulario en la sacristía.